Limpieza de la cacera de Revenga

Son las 9:30 h de la mañana. En la plaza del Ayuntamiento de Revenga hay reunidos unos 40 vecinos que han ido llegando poco a poco para iniciar la limpieza de la cacera del pueblo que nace en el río Acebeda y que riega el preciado soto del pueblo. Los protagonistas van provistos de palas, azadones y alguna que otra motosierra.

El alcalde saca la lista de las personas que han de ir al trabajo comunal y los va nombrando uno a uno. Algunos no han podido asistir y son sustituidos por algún familiar. Hombres de todas las edades, unidos por el trabajo por el bien común, recorrerán esta mañana del 26 de marzo el vital cauce de agua que dará vida a las cercas y fresnedas durante la temporada de riego.

A las 9:30 se reúnen los vecinos para comenzar a limpiar

El grupo es dividido en dos por el alcalde. Uno irá desde el pueblo siguiendo el canal hacia arriba y el otro irá desde la zona alta hacia abajo. Es este segundo grupo el que tendrá que hacer un mayor trabajo retirando y cortando los pinos y robles caídos al cauce durante el invierno y que provocan la rotura del canal.

Unos días antes, se han reunido para limpiar y «aclarar» las caceras y regueros que van a distribuir el agua por el soto y las cercas, una labor necesaria para que el trabajo que van a realizar hoy, dé buenos frutos. A estas limpiezas están obligados a ir los ganaderos, los propietarios de cercas y las personas que quieran tener suertes de leña.

Comenzamos el recorrido junto a la Nacional 603 y, siguiendo el cauce, se va repasando la cacera limpiando bien el cauce con palas y azadas. Además, se llevan sacos para ir quitando otros desperdicios ajenos al discurrir del agua: latas, botellas, plásticos…

Comenzando a limpiar la cacera

Charlando

La cacera se divide en tres ramales, que se llaman Cacera del Pasadero, Cacera de San Roque y Cacera de Santa María. Cada una de ellas riega una parte del término. Cuatro días a la semana se riegan las cercas particulares y tres días las municipales. Para ello hay una persona responsable que dirige el agua por donde tiene que ir. Antiguamente no había tiempo limitado de riego por parcela, pero ahora sí que cada cerca tiene un tiempo estipulado.

Entre conversación y conversación, terminamos llegando a una zona donde la cacera se rompe con cierta facilidad. Con piedras y céspedes se va rehaciendo el muro. Unos peones van cogiendo el césped y otros lo transportan para ir construyendo la retención. En otros tramos se disponen sacos llenos de tierra que de un año para otro hay que ir renovando. La intención es poder hacer unas estructuras más estables, como paredes de hormigón para evitar las pérdidas de agua y ahorrarse tanto mantenimiento.

Reforzando la cacera con piedras y césped

 

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Unos metros por encima de la cacera de Revenga discurren la cacera del acueducto y la de Hontoria. La relación con las autoridades de la ciudad de Segovia no siempre fue buena. En las Ordenanzas del acueducto de la Reina Doña Juana de 1505 se inserta una provisión de Enrique IV del año 1449, siendo aún príncipe y en ella se habla de las caceras de Revenga y Hontoria de la siguiente manera:

«Lo quinto: por cuanto yo soy informado, é se halla que los dichos concejos de Ontoria é Revenga tienen dos caceras que salen del dicho Riofrio, é van debajo de la dicha cacera real , é por causa de ellas se han hecho en la dicha cacera real muchas quebradas é buhardas por llevar el agua de lo de la dicha cacera real á las dichas sus caceras, é se aprovechan del agua de ella, diciendo que no gozan sino del agua de las vertiente de la dicha cacera; é aun que echaban piedras en la dicha cacera á fin de que el agua que por ella venia se vertiese, é se fuese por sus caceras, que por grandes imposiciones de penas, no se podian escusar de la tomar, quebrantar y hacer daño en la dicha cacera real, y en les quitar el agua á los dichos concejos del dicho Riofrio, sin les dar agua de otra parte para sus menesteres é provision, que sería gran daño e despoblamiento de los dichos lugares: é queriendo en todo proveer é remediar, quiero, y es mi voluntad, que los dichos concejos de Ontoria é Revenga, ni los vecinos é moradores de ellos, de aqui adelante para siempre jamas no tomen ni se aprovechen de agua alguna de dicho Riofrio, ni los dichos concejos, ni algunos de ellos, ni otras personas de cualquier estado, condicion, preeminencia é dignidad que sean, de allí adelante en ningun tiempo ni puedan tomar, ni tomen, ni se aprovechar, ni aprovechen de agua alguna de la dicha cacera real, ni hacer quebradas, ni buhardas, ni en una presa, que es mi merced que en cabo de la dicha cacera se haga, so las penas en las dichas cartas del dicho rey mi señor, é mi padre, é mia contenidas. e que la dicha agua de la dicha cacera quede toda libre y exenta para la dicha mi cibdad, é para mi Alcazar, é para los pilares eé pozos, é para las otras cosas que menester fuere, segun que en las cartas del dicho Rey mi señor y mia se contiene. E porque los dichos concejos de Ontoria é de Revenga hayan é tomen para sus menesteres é proveimiento del agua que viene al dicho Riofrio por el arroyo que dicen de Navatejeda, é lo pasen por canales por encima del dicho Riofrio, é lo pongan, é guien por las dichas sus caceras, é se aprovechen de ello de aquí adelante para siempre jamas, é hagan de ello lo que quisieren como de cosa suya. Y por cuanto soy informado, por informacion que los del dicho mi consejo hobieron, que á ninguna persona viene perjuicio, é si algun perjuicio viniere, yo le recibo en mi para conoser de ello, é hacer lo que con derecho debiere; é mando, é quiero, é tengo por bien que la dicha cibdad, ni otros concejos, ni personas singulares no perturben á los dichos concejos de Ontoria é de Revenga la dicha agua del dicho arroyo de Navatejeda, por cuanto se lo doy en enmienda del agua que ellos habian de llevar del dicho Riofrio, por nueva merced que yo les fago de ello, sopena de dos mil maravedis a cada uno que lo contrario hiciere para mi cámara».

Limpiando la cacera

No se tiene constancia de que se construyera un canal por encima del río ni cuál fue la solución adoptada. Lo que sí sabemos es la existencia de numerosas denuncias de los guardas de la cacera del acueducto sobre desvíos del agua a las caceras de Revenga y Hontoria.

Atravesamos al término de San Ildefonso, entrando en los Montes de Valsaín, entre jarales que van dificultando el paso por la cacera. Llegamos al cruce con el arroyo de Las Charcas y posteriormente con el de Valdeconejos, que aporta caudal a la cacera. A lo lejos ya vemos al grupo que viene desde las cercanías de la presa cacera abajo. Hay un grupo más avanzado, cortando troncos caídos al cauce y que utilizan para construir unos muros de contención, pues en esta zona la cacera también sufre bastante desgaste. Cacera arriba está la otra parte de este segundo grupo que está limpiando el canal de ramas, hojas, piedras…

Reforzando la cacera

 

Reforzando la cacera con troncos

 

Llega el momento de echar el agua y cuatro vecinos marchan hasta la presa para cumplir con la parte que pondrá el broche a esta jornada. Llegamos a la presa, construida con bloques de piedra y por la que rebasa el agua del río Riofrío. Ponen unos sacos y unos troncos y el agua comienza a desviarse por la cacera.

Echando el agua a la cacera

Una vez acabada la misión, en la cola del pantano, espera el refrigerio: cerveza, refrescos, pan, queso, chorizo… Con la charla animada, compartiendo los hechos más relevantes de la jornada, se termina la limpieza de la cacera madre.

Para dar por finalizada la limpieza de la cacera se termina almorzando

Con la construcción de la presa De Puente Alta, el aprovechamiento de las caceras de Revenga y Hontoria quedaron relegados a los meses de marzo a junio, siempre y cuando hubiera sobrante, es decir, la presa rebosara. En el momento que deja de existir sobrante, cesa el aprovechamiento de ambas caceras.

Lamentablemente, la cacera de Hontoria lleva bastantes años en desuso. Su cauce está roto en varios puntos y por ella ya no discurre el agua que regaba los prados y dehesas de este pueblo. Sin embargo, como vemos, la cacera de Revenga sigue viva y sus vecinos mantienen la costumbre de trabajar por el bien común no sólo de su pueblo, sino también del nuestro, conservando un lugar de gran belleza paisajística, cultural y ambiental como es el Soto de Revenga. Y esperamos que sea por muchos años.

La cacera de Revenga es necesaria para mantener el Soto

Agradecemos a Alfonso Nevado, alcalde de Revenga y a todos los vecinos participantes, su acogida el día de la limpieza y los testimonios recogidos, que nos servirán para continuar estudiando los usos tradicionales del agua en la Sierra de Guadarrama.

Soto de Revenga

 

Ecos del agua en la Sierra de Guadarrama

El próximo día 19 de diciembre, a las 19:00 h, presentaremos en  el salón del Ayuntamiento de Torrecaballeros el libro «Ecos del agua en la Sierra de Guadarrama», el resultado de 10 años de investigación sobre el uso tradicional del agua en la vertiente segoviana del Sistema Central.

Se trata de la primera publicación de nuestro sello editorial, incluido dentro de la colección «Conocer para Conservar», con la que queremos promover el respeto por el medio ambiente, la cultura y el patrimonio de nuestra provincia.

portada Ecos del Agua

Hace 10 años publicamos «Caceras de la provincia de Segovia: Un recorrido por la tradición». Aquel libro puso de manifiesto la necesidad de ahondar más en el tema y, a lo largo de todos estos años, poco a poco, a ratos, hemos ido recopilando más información testimonial y documental, a veces por impulso propio y otras por peticiones de particulares que han participado con entrevistas.

El resultado ha sido un volumen importante de información que ocupa varias carpetas y muchos archivos digitales. No sólo hemos ampliado la información sobre las Caceras y Comunidades de Aguas que se incluían en aquel libro, sino que también hemos obtenido documentación y noticias sobre la Cacera del Ceguilla y sobre las fuentes de Caballar.

 

 

caldera de los caruchos

«Ecos del agua en la Sierra de Guadarrama» pretende seguir poniendo en valor estas vitales vías de agua, que han perdido sus importantes funciones en aras de un progreso a veces mal entendido y cuya recuperación debería ser prioritaria por parte, tanto de los vecinos de los pueblos, como por parte de las Administraciones competentes, más aún teniendo en cuenta que los territorios por donde discurren forman parte en su mayoría del Parque Nacional y Natural Sierra de Guadarrama.

A lo largo de 15 capítulos, se recorren los distintos aspectos estudiados: el origen, los lugares de reunión y la organización interna de las Juntas de Agua, los «guardianes» del agua, los trabajos comunales, la organización de los riegos, otros usos del agua, el cultivo del lino, la toponimia o la naturaleza que las rodea.

 

limpieza

Todo ello aderezado con las ilustraciones a acuarela, tinta y lápiz de Mar Pinillos y con un acabado de calidad, del que estamos muy contentos, con tapa dura, cosido a mano y con un papel de gramaje 145. El libro tiene un precio de 25 euros y la venta, en principio, será directa, en las distintas presentaciones que hagamos y a través de nuestro correo electrónico info@tenadadelmonte.es.

Es un proyecto que sigue abierto, pues nuestra intención es seguir estudiando y recopilando más información, no sólo de estas caceras, sino de las existentes a lo largo de la vertiente segoviana de la Sierra de Guadarrama por lo que, en la medida de nuestras posibilidades continuaremos esta labor de recuperación de la memoria del agua. Estaremos encantados de recibir información de particulares, Ayuntamientos u otras entidades que estén interesados en aportar sus conocimientos y documentación en esta labor.

De hecho, este trabajo no habría sido posible sin el concurso de todas aquellas personas que nos abrieron las puertas de sus recuerdos y sabiduría. Algunas, lamentablemente, ya no están con nosotros. Esto nos hace pensar en la urgencia de seguir recopilando información de una generación que se nos está yendo, que aún conoció la época en la que se observaban a rajatabla las ordenanzas y se trabajaba a la vieja usanza.

sapo corredor

Las caceras deben ser catalogadas, protegidas, conservadas y potenciadas. No son “sólo” restos casi milenarios o muestras de la cultura de nuestra tierra, de cooperación por el bien común, nacidas de la necesidad de regadío y supervivencia, sino también corredores ecológicos y generadoras de paisaje y de biodiversidad.

Esperamos que, si llega a vuestras manos esta publicación, hecha desde el cariño y respeto, disfrutéis al menos, tanto como lo hemos hecho nosotros, aprendiendo sobre la rica cultura y tradición de nuestros pueblos.

Os dejamos el vídeo de presentación del libro:

https://youtu.be/vBHVSkojEBg

 

 

El agua nos habla

Este año, coincidiendo con el décimo aniversario de la publicación de nuestro libro «Caceras de la provincia de Segovia: un recorrido por la tradición», ponemos en marcha un proyecto educativo llamado «El agua nos habla». Este título es muy ilustrativo de lo que pretendemos conseguir: poner en valor la cultura tradicional del agua en la vertiente segoviana de la Sierra de Guadarrama. Para ello, recorreremos tramos de 8 de las múltiples caceras existentes en nuestra sierra y mostraremos la riqueza ambiental, cultural, histórica y utilitaria de estas importantes vías de agua.

el agua nos habla

Parte importante de estos recorridos será la información que hemos obtenido recogiendo testimonios mediante entrevistas a la gente más mayor de los pueblos partícipes. Los mayores de nuestros pueblos son verdaderas bibliotecas ambulantes que guardan en su interior siglos de conocimientos transmitidos de generación en generación. Lamentablemente algunas de estas personas han desaparecido, pero al menos hemos podido recoger parte de ese saber.

También los distintos documentos históricos que hemos recopilado, las costumbres que se han mantenido a lo largo de siglos la biodiversidad que generan y los cambios que se han producido por el desuso en algunos tramos.

recopilando conocimientos

Comenzaremos el 14 de marzo con la que, cronológicamente, es la primera infraestructura de este tipo que se conserva: la cacera del acueducto. Entre otras muchas cosas, conoceremos los avatares que ha sufrido la conducción a lo largo de la historia, cómo se construyó y recorreremos los bellos parajes que atraviesa.

azud del acueducto

Continuaremos el 29 de marzo con la «hermana pequeña» de la cacera del acueducto, la cacera de Navalcaz, muy importante porque regó gran parte del piedemonte que se extiende desde La Granja a Segovia y cuyo sobrante forma el arroyo Clamores.

El 11 de abril recorreremos el piedemonte de la Tierra de Pedraza siguiendo el rastro de la cacera del río Ceguilla. Allí, donde se conservan excelentes dehesas de fresnos y prados cercados de vallas de piedra, comenzaremos a descubrir la cultura del lino, cultivo que duró hasta bien entrado el siglo XX y otras costumbres asociadas al uso comunal del agua.

El 25 de abril será protagonista la cacera de los arroyos Truchas y Pinar que aún hoy siguen limpiando y utilizando los vecinos de Torreval de San Pedro y Val de San Pedro. En los pinares de Navafría nace esta conducción que nos llevará en su recorrido a disfrutar de bellos paisajes y rincones.

La cacera de San Medel, vital durante siglos para los pueblos a los que abastece, se ha visto disminuida en sus funciones, pero conserva los dientes de reparto más grandes de todas las caceras segovianas. Su agua servía para refrescar a los ganados trashumantes, algunos de los cuales se esquilaban en los ranchos de esquileo como el de Cabanillas.

Los 12 dientes

El 30 de mayo, en la cacera del Cambrones, descubriremos por qué se la considera «el legado musulmán», disfrutando de un acontecimiento que se lleva celebrando desde al menos el año 1401. Un viaje al pasado a través de costumbres que se siguen conservando intactas.

La cacera del río Viejo será la protagonista el sábado 13 de junio. Conoceremos qué son las «calderas», dónde estaba el ancestral lugar de reunión y el importante patrimonio cultural que se conserva en los pueblos beneficiarios mientras atravesamos robledales y preciosos prados donde se mezclan sauces, fresnos y robles.

En la cacera del río Viejo

Terminaremos con Caballar, un pueblo algo más alejado de la sierra pero no por ello pobre en agua. De hecho, es el recurso más abundante que ha permitido, durante siglos, una riqueza importante para su población cultivando huertas gracias a su microclima especial.

En definitiva, queremos enseñar que el agua es mucho más que ese líquido que sale por el grifo cuando le abrimos, un objeto de consumo, si no que cuando se la deja libre, se la deja «hablar», no se pierde. Genera paisajes, diversidad cultural, histórica y ambiental, además del componente afectivo que ha tenido y tiene en la población local.

Esperamos conseguirlo. ¿Te apuntas?

hacendera en Torreval de San Pedro

Apuntes de etnobotánica segoviana: la ajonjera (Chondrilla juncea)

Una de las plantas más comunes que nos podemos encontrar aún en flor en verano es la ajonjera (Chondrilla juncea). Crece en tierras de labor de secano, bordes de caminos, cunetas y barbechos. En la provincia, Emilio Blanco recogió los nombres de ajonjera, ajunjera, jonjera, aljunjera, aballaderas, baleo, balladeras, escoba, escobas de baleo, o lonjera. Nosotros hemos recogido el nombre de lechera, en pueblos como Trescasas o Val de San Pedro.

Planta de Chondrilla juncea

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es una planta bianual, que el primer año da una roseta de hojas que recuerda a la del diente de león. El segundo año, esta roseta desaparece y la planta entallece, formándose un tallo con hojas escasas, lineales y de bordes enteros o con algún dientecito espinoso en la base. El tallo muestra pelos blancos muy cortos. Las flores, de color amarillo, en número de 10 a 12 y con figura de lengüeta tienen 5 dientecitos en el ápice. Forman cabezuelas protegidas por un estrecho involucro.

Flores de Chondrilla juncea

El uso más común de esta planta ha sido la fabricación de escobas para barrer las casas y las eras. Se recogía la planta cuando todavía estaba algo verde y se dejaban secar a la sombra, antes de atar la escoba. Los brotes tiernos blanquecinos del principio de la primavera se comían.

Si cortamos la planta, segrega un látex blanquecino (de ahí el nombre de lechera). Este látex, según hemos recogido en Val de San Pedro o en Trescasas, se utilizaba para cauterizar los cortes que se producían en las manos con la hoz, cuando segaban.

látex segregado por Chondrilla juncea

Todavía hoy es posible ver en muchas casas de pueblo las escobas que se fabricaban con esta planta. Todavía se siguen recogiendo en algún pueblo, pues «como lo de antes no hay nada».