El cultivo del lino en la Sierra de Guadarrama: una cultura casi olvidada.

El cultivo del lino en la Sierra de Guadarrama es una parte de la cultura tradicional  desconocida para la mayoría de los habitantes actuales de muchos de nuestros pueblos. Sin embargo, fue uno de los grandes motores de la economía local durante muchos siglos. En algunos pueblos de la vertiente segoviana se mantuvo su cultivo hasta casi los años 60 del pasado siglo XX y aún hay personas que lo han llegado a cultivar. De hecho, en la mayor parte de los pueblos, a un lado y otro de la Sierra de Guadarrama, se conservan los topónimos de linares, en los que posteriormente se cultivaron patatas y legumbres.

Nosotros hemos tenido la enorme suerte de poder hablar y conversar con las últimas personas que guardan aún en su memoria el proceso de tratamiento de la fibra, nos han enseñado las herramientas, nos han explicado su cultivo y nos han enseñado multitud de labores hechas con esta fibra textil.

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Todo este conocimiento es el que vamos a transmitir en las charlas que vamos a dar durante este otoño, en principio, en tres lugares de ambas vertientes que nos han solicitado esta conferencia.

La primera parada va a ser en Galapagar, donde visitaremos de nuevo a los amigos del Club Clístenes, el próximo viernes 5 de octubre, a las 19:00 h. Allí, como en el resto de lugares que visitaremos, los asistentes podrán ver y tocar las distintas herramientas que llevaremos y que hemos ido recopilando, algunas de ellas donadas por nuestros informantes y diversas labores como costales o restos de sábanas. De forma muy didáctica se explica todo el proceso de cultivo y tratamiento de la fibra hasta llegar al producto final. Así que os animamos a asistir a las personas que estáis cerca si os interesa el tema.

LINO

Ya en el mes de noviembre y diciembre están cerradas dos conferencias más, en este caso en la vertiente segoviana, de cuyas fechas os daremos cuenta en este blog. Si alguien quiere contratar esta conferencia, podéis poneros en contacto con nosotros en el correo info@tenadadelmonte.es

 

 

 

El patrimonio inmaterial ligado a los usos tradicionales, en peligro crítico de desaparición

«Según la Convención de 2003 para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial -también llamado patrimonio viviente-, es la raíz de nuestra diversidad cultural y su mantenimiento es una garantía para la continuación de la creatividad. Se define de esta manera:

Patrimonio cultural inmaterial significa las prácticas, representaciones, expresiones, conocimientos y habilidades – así como los instrumentos, los objetos y artefactos, los espacios culturales asociados con los mismo que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconocen como parte de su legado cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, transmitido de generación a generación, es constantemente recreado por comunidades y grupos en respuesta a su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, y les proporciona un sentido de identidad y continuidad, promoviendo de este modo el respeto por la diversidad cultural y la creatividad humana.»

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En Caballar, con Dionisio y Máximo, hortelanos.

Desde hace unos cuantos años, una de nuestras actividades (remuneradas o no, por el simple hecho de que disfrutamos haciéndolo) es la de recopilar de las personas mayores de nuestros pueblos el conocimiento que tienen relacionado con el uso de los recursos naturales. Eso incluye no sólo el agua (tema en el que como sabéis estamos muy metidos), si no también etnobotánica, ganadería, pastos, usos forestales y oficios. En muchos casos hablamos con las últimas personas que han trabajado, han usado o gestionado el territorio de una manera que no varió en siglos y cuyo conocimiento ha pasado de forma oral de generación en generación. Sucede en ocasiones que ese conocimiento no ha pasado a la siguiente generación debido a que los hijos y nietos no han seguido la tradición y han emigrado o se han dedicado a otras cosas y en las entrevistas que hacemos nos piden escuchar lo que nos cuentan sus mayores.

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Conversando con Francisco Pascual, de Revenga, antiguo gabarrero

Lamentablemente, no podemos llegar a todos los sitios y sabemos que quizás hemos perdido para siempre la información almacenada en la mente de aquellos que han fallecido y que teníamos en la lista. Tampoco podemos volver a preguntar a algunas personas ya entrevistadas que también han desaparecido y no hay nadie más en sus pueblos a los que preguntar, porque o ya no lo han vivido, han venido de fuera… o simplemente no hay más gente.

No hace falta irse a lugares remotos para descubrir cosas, «contactar» con los últimos indígenas o pobladores de un determinado lugar que guardan la esencia de una cultura en desaparición. A escasos kilómetros de Segovia puedes descubrir costumbres congeladas en el tiempo, a la última generación que ha cultivado el lino (que ha durado 750 años), a alguien que ha trabajado los viejos telares que antes existían en casi todos los pueblos, que todavía sigue practicando el arte de injertar tradicionalmente los frutales, que guarda en un mapa mental todos los rincones y topónimos del pueblo o que usa determinada planta para curar dolencias. O qué decir de los tesoros que se guardan en los viejos pajares, detenidos a veces en los años 50 ó 60 del pasado siglo XX, como si estuvieran esperando la vuelta a aquellos tiempos, antes que la emigración y la «modernización del campo» dieran la puntilla a la vieja pero más rica agricultura.

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Gavilla de lino en un pajar en Berrocal de La Cuesta

Podríamos hacer un artículo sólo con las anécdotas que tenemos en nuestra búsqueda de personas que nos pudieran contar cosas y conceder entrevistas, pero por lo general todas han colaborado de muy buena gana y con muy buena disposición. Son casi 80 las horas de grabaciones que tenemos realizadas, muchas de las últimas también en vídeo. Es un placer escuchar y aprender de los testimonios de estos últimos representantes de una cultura en desaparición.

¿Y para qué sirve todo esto en un mundo en el que lo digital, lo virtual o lo rentable son los postulados dominantes? En primer lugar, es cultura, es el conjunto de conocimientos que nos han hecho llegar hasta donde hemos llegado. En segundo lugar, son conocimientos válidos, ya que nos pueden servir para conocer cómo se gestionaba el territorio, en su mayor parte hoy protegido y saber cómo se ha de gestionar para que no pierda los valores naturales y culturales. No existen «apps» para gestionar el agua de una cacera, o los riegos a manta en las huertas, o injertar frutales para dar mejor producto o recoger determinadas plantas para tal o cual dolencia o hacer hachas en forja antigua… En tercer lugar, la recopilación de estos saberes pueden ser utilizados (de hecho los utilizamos) para dar valor al territorio a través de rutas temáticas aprovechando sus recursos naturales y culturales y difundiéndolos entre la población. Cada vez es mayor el número de personas cansada de las rutas turísticas habituales y demanda otro tipo de relación con el paisaje y lugares visitados.

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En la fragua con Mauro García, fabricando un hacha gabarrera

Entre los proyectos de futuro se haya la difusión de toda esta información recopilada, puesto que no es patrimonio de aquel de quien lo recoge, si no de todos. En esa línea han ido, por ejemplo, las conferencias que hemos estado impartiendo en los pueblos que han acogido la exposición «Gotas de recuerdos: caceras históricas, origen de vida», con muy buena acogida, devolviendo a la gente de las localidades lo que sus mayores nos transmitieron o muchas de las entradas en este blog. Todo lo que conseguimos vendiendo el libro «Ecos del agua en la Sierra de Guadarrama» o en las charlas donde nos pagan, va íntegro a la recopilación de todos estos conocimientos y así poder seguir divulgándolos.

El plazo para poder recuperar el máximo posible de estos saberes se agota a pasos agigantados. Lo sabemos porque lo sufrimos en carne propia y se necesitaría un esfuerzo intenso al menos de dos o tres años con dedicación exclusiva. Sin embargo, esta parte del patrimonio inmaterial, no tan «vistoso» como las danzas, bailes tradicionales, ceremonias religiosas o festivas no llama la atención de ninguna institución dedicada a la recuperación y puesta en valor del patrimonio segoviano. No tenemos la suerte que tienen los profesionales o estudiosos en esos ámbitos. Es CULTURA TRADICIONAL en mayúsculas y debería ser tenida en cuenta.  Pero mientras tanto, seguiremos trabajando, no hay tiempo que perder.

 

NOTA: Una muy honrosa excepción es la del Ayuntamiento de la Entidad Local Menor de Revenga, que decidió utilizar las subvenciones de los Parques Natural y Nacional Sierra de Guadarrama para recuperar la memoria de los mayores de pueblo, para posteriormente difundirla entre la población: gabarreros, hacheros, guardacaceras, herreros… serán algunos de los protagonistas del libro que se editará al año que viene. Precisamente esa línea y no otras, debería ser la que inspirara los proyectos que se llevaran a cabo en las poblaciones de estos espacios naturales. Agradecemos la confianza que han puesto en nuestro trabajo.