Coros de ranita de San Antonio (Hyla molleri)

Ayer por la noche (21 de abril) disfrutamos de una maravillosa ruta descubriendo algunos de los anfibios que se reproducen en las pozas de lino de Losana de Pirón y aprovechamos para conocer a otros de los habitantes de las mismas.

Macho de ranita de San Antonio

Aquí os dejamos un audio con los coros de los machos de ranita de San Antonio. Subid el volumen…

 

Nuestra próxima actividad será el próximo domingo 29 en Cabanillas, con un didáctico taller de charcas. Más información en info@tenadadelmonte.es

El sapo de espuelas (Pelobates cultripes)

Las charcas ya están a rebosar de agua. Tan sólo hace falta que la temperatura ascienda un poco más y la temporada de cría de los anfibios comenzará en breve.

Uno de los primeros anfibios que se «anima», ya en el mes de marzo, es el sapo de espuelas (Pelobates cultripes). Es relativamente común en nuestra provincia,indiferente al tipo de vegetación y sobre todo en aquellos lugares donde el sustrato está menos compactado para poder enterrarse. Prefiere para reproducirse charcas temporales de gran tamaño, canteras y pequeños humedales.

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Es un sapo de aspecto robusto, cabeza ancha y corta, hocico redondo y ojos grandes y prominentes con pupila vertical. Los machos pueden llegar hasta los 10 cm, mientras que las hembras son más grandes, hasta los 11 cm. No tiene tímpanos ni glándulas paratoideas visibles. En las patas posteriores poseen membranas interdigitales desarrolladas y la clásica «espuela», un tubérculo metatarsiano endurecido de color negro y que le permite excavar.

El color del sapo de espuelas es algo variable: verde claro, amarillo pálido o blanco crema con manchas grandes y bien definidas de color verde o pardo.

Sapo de espuelas adulto

Son animales eminentemente terrestres, por lo que sólo se les encuentra en el agua durante la época de celo. La actividad es casi exclusivamente nocturna y están especialmente activos al anochecer, aunque en la época reproductora pueden encontrarse ejemplares activos en días con alta humedad ambiental.

Llegan a las charcas después de anochecer y se concentran en el agua en zonas con poca vegetación.  Los primeros en llegar son los machos, que esperan la llegada de las hembras. Cuando éstas llegan a las charcas, los machos las buscan bajo el agua, permaneciendo los animales sumergidos durante el apareamiento.Tanto los machos como las hembras emiten un canto bajo el agua, muy fácil de reconocer, pero sólo audible a muy poca distancia.

El amplexus o abrazo copulatorio es de tipo inguinal. La puesta es una banda gruesa irregular que es abandonada por lo general en zonas abiertas poco profundas. El número medio de huevos ronda los 2000-2500, produciéndose la eclosión entre los 10 y los 12 días. El desarrollo larvario es lento, con una duración entre 3 y 4 meses.Los sapitos abandonan el agua antes de perder la cola.

puesta de sapo de espuelas

Los renacuajos de esta especie son los que alcanzan mayor tamaño de todos los anfibios presentes en la Península, llegando a alcanzar los 150 mm, aunque lo normal son 80 mm.La cresta dorsal se inicia en posición muy adelantada y su cresta ventral es totalmente convexa. Es destacable el pico córneo de color negro. La larva es de color pardo claro con un punteado blanco y negro disperso, pero especialmente en las crestas caudales.

larva de sapo de espuelas

Los sapos de espuelas alcanzan la madurez sexual a los 3 años y pueden llegar a vivir unos 10.Los adultos depredan sobre una gran variedad de invertebrados, a los que caza al acecho en áreas abiertas. Así consume escarabajos, lombrices, babosas, hormigas…Las larvas se alimentan de algas, microorganismos, de restos vegetales y animales, pequeños crustáceos, puestas de otros anfibios e incluso pueden practicar el canibalismo si se encuentran en grandes densidades.

Los adultos son depredados por cigüeñas, lechuzas, mochuelos, córvidos, estorninos y rapaces diurnas como milanos reales y negros, culebras de agua y pequeños roedores.Las larvas son consumidas por culebras de agua, y urodelos adultos, además de por aves de pequeño tamaño.En momentos de amenaza, los animales emiten un sonido de alarma muy estridente, que recuerda al maullido de un gato enfurecido.

metamórfico de sapo de espuelas

 

En cuanto a las amenazas que sufre,uno de los aspectos negativos es la larga duración de su fase larvaria (más de tres meses, con frecuencia cuatro o más) que lo hace muy dependiente de medios acuáticos con largo hidroperiodo, así que sufre altas mortalidades en años de lluvias escasas.

Otro problema de la especie suele ser el aislamiento de las poblaciones, que a menudo dependen de un único punto de reproducción, volviéndose extremadamente vulnerables a alteraciones del mismo y a sequías.

Por último, hay que destacar las muertes por atropello, sobre todo en época de reproducción, el uso de pesticidas y fertilizantes y los cambios en el uso del suelo.

La curruca capirotada (Sylvia atricapilla)

Como biólogos que somos, nos gusta mucho la observación de aves y sobre todo nos gustan las pequeñas y más o menos comunes. Con esto no queremos decir que las grandes rapaces no nos atraigan, sino que sentimos una gran debilidad por los inquietos habitantes alados de nuestros bosques, campos y ciudades.

Vamos a hablar de la curruca capirotada (Sylvia atricapilla), una nerviosa y melodiosa especie a la que tenemos mucho aprecio (y algo de odio sano hacia ella, porque son muy complicadas de fotografiar). Esta pequeña ave es bastante común en bosques con matorral, sotos, campiña arbolada húmeda, huertos y parques. Presentan una «boina» que no llega a rodear los ojos, al contrario que le ocurre a las currucas mirlonas y cabecinegras. Los machos presentan una boina negra, mientras que en las hembras y en los inmaduros es de color castaño-rojizo. El reclamo es un «chec» duro y frecuentemente repetido, pero su canto es excelente, parecido al del mirlo.

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Este habitante de la espesura es muy territorial y construye su nido en forma de copa entre, por ejemplo, las hiedras. Es un ávido consumidor de insectos, a los que captura entre el follaje y en las ramitas, aunque en otoño e invierno no le queda más remedio que alimentarse de frutos como los de aligustre o la hiedra. De hecho visitan mucho nuestro jardín en esta época desfavorable a devorar los frutos de los aligustres, aunque también hemos descubierto que les gusta el queso que hemos puesto este invierno en los comederos que tenemos colocados.

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Suelen poner unos cinco huevos, con tonos verdosos o rosas y moteados, pudiendo hacer dos puestas anuales. El año pasado, volviendo de una ruta por el valle del Clamores, en Segovia capital, descubrí un nido de este simpático pajarillo y tuve la suerte de poder fotografiar la ceba de los polluelos, tras unos cuantos minutos de intento de despiste por parte de los padres que no querían dar pistas del paradero de su tesoro más importante. Aquí os dejamos alguna foto.

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La culebra de escalera (Rhinechis scalaris)

Hace unos días, iba guiando una ruta con alumnos del Instituto Andrés Laguna de Segovia, por los valles del Eresma y el Clamores y nos encontramos con un precioso ejemplar juvenil de culebra de escalera (Rhinechis scalaris) recién asesinado por una de esas personas a las que cualquier reptil les considera venenoso o nocivo para la Humanidad. Desde tiempos inmemoriales, con el mito de Adán y Eva, en el que la forma del diablo es una serpiente, nos han ido inculcando el odio a estos fascinantes seres.

No es la primera vez que observo en esta ruta ejemplares juveniles de esta especie, sino también adultos. Afortunadamente estaban todos en perfecto estado vital.

La culebra de escalera es grande y robusta, pudiendo alcanzar más de metro y medio de longitud, no existiendo diferencias en tamaño entre el macho y la hembra. No es venenosa y tiene la pupila redonda, con cabeza ancha y hocico puntiagudo. Se le denomina «de escalera» porque los subadultos y juveniles presentan una «escalera» con «travesaños» negros uniendo las líneas dorsolaterales y pequeñas manchas negras en los costados. A medida que van creciendo, la escalera va desapareciendo, quedando tan sólo las dos líneas dorsolaterales.

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Parece ser que es, junto con la culebra bastarda, la serpiente más común en ambientes mediterráneos secos y soleados, sobre todo en ecotonos (zonas de contacto) entre matorral, cultivos, praderas y sotos fluviales. Tiene actividad diurna, cazando en el suelo pequeños mamíferos, pájaros y pollos, aunque es una excelente trepadora y realiza capturas en los árboles. Los jóvenes se alimentan de insectos.

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Es uno de los animales más atropellados en nuestras carreteras, a las que se acerca para tomar calor en las primeras y últimas horas del día, por lo que lamentablemente es fácil encontrarnos sus restos en muchas de nuestras vías.

Injusta e incomprensiblemente tratadas, ya que son excelentes «raticidas biológicos», estos seres deben ser respetados. Por eso, si alguna vez vais dando un paseo y os encontráis con una serpiente, sea de la especie que sea, por favor, respetadla.

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