Hace unos días, iba guiando una ruta con alumnos del Instituto Andrés Laguna de Segovia, por los valles del Eresma y el Clamores y nos encontramos con un precioso ejemplar juvenil de culebra de escalera (Rhinechis scalaris) recién asesinado por una de esas personas a las que cualquier reptil les considera venenoso o nocivo para la Humanidad. Desde tiempos inmemoriales, con el mito de Adán y Eva, en el que la forma del diablo es una serpiente, nos han ido inculcando el odio a estos fascinantes seres.
No es la primera vez que observo en esta ruta ejemplares juveniles de esta especie, sino también adultos. Afortunadamente estaban todos en perfecto estado vital.
La culebra de escalera es grande y robusta, pudiendo alcanzar más de metro y medio de longitud, no existiendo diferencias en tamaño entre el macho y la hembra. No es venenosa y tiene la pupila redonda, con cabeza ancha y hocico puntiagudo. Se le denomina «de escalera» porque los subadultos y juveniles presentan una «escalera» con «travesaños» negros uniendo las líneas dorsolaterales y pequeñas manchas negras en los costados. A medida que van creciendo, la escalera va desapareciendo, quedando tan sólo las dos líneas dorsolaterales.
Parece ser que es, junto con la culebra bastarda, la serpiente más común en ambientes mediterráneos secos y soleados, sobre todo en ecotonos (zonas de contacto) entre matorral, cultivos, praderas y sotos fluviales. Tiene actividad diurna, cazando en el suelo pequeños mamíferos, pájaros y pollos, aunque es una excelente trepadora y realiza capturas en los árboles. Los jóvenes se alimentan de insectos.
Es uno de los animales más atropellados en nuestras carreteras, a las que se acerca para tomar calor en las primeras y últimas horas del día, por lo que lamentablemente es fácil encontrarnos sus restos en muchas de nuestras vías.
Injusta e incomprensiblemente tratadas, ya que son excelentes «raticidas biológicos», estos seres deben ser respetados. Por eso, si alguna vez vais dando un paseo y os encontráis con una serpiente, sea de la especie que sea, por favor, respetadla.