En otra entrada, titulada «Piedras con historia» hablábamos de los lugares de reunión de tres Comunidades de Aguas. En esta ocasión, tratamos de otras piedras y lugares que han sido importantes en la cultura inmaterial del agua.
Comenzamos con un par de piedras y promontorios rocosos cuyo nombre llama la atención. Se trata de la «Piedra de la Borrachera» en Basardilla y las «Peñas Borracheras» en Revenga. Ambas forman parte de la faceta festiva que al fin y al cabo era la limpieza de la cacera.
Quienes hayan leído nuestro libro «Ecos del agua en la Sierra de Guadarrama», sabrán que el día de la limpieza del caz de Basardilla se denominaba «el día de la borrachera», por lo que ocurría tras la limpieza. Los hombres bajaban limpiando la cacera hasta que llegaban a la citada piedra. Allí les esperaba el alguacil con la merienda de cada uno y con una buena cantidad de vino por cabeza a cuenta del Ayuntamiento, como contraprestación al trabajo realizado. No hay que decir, por tanto, de dónde le viene el nombre a dicha piedra. Digamos que la fiesta se animaba y, por tanto, ya no se trabajaba por la tarde.
Con el nombre de Peñas Borracheras se conoce a un pequeño promontorio rocoso situado en el Soto de Revenga. El día de la limpieza de las «caceras de abajo», es decir, las caceras situadas por debajo del pueblo y que riegan el soto, se hacían distintos grupos para ir limpiando los tres ramales principales y en esas piedras finalizaban la tarea. El alguacil del pueblo les esperaba con el vino y terminaban igual de animados que los de Basardilla.
No salimos de Revenga para hablar del lugar donde se celebraba la comida-merienda del día de las «caceras de arriba), es decir, la limpieza del canal madre desde la toma en el río Acebeda hasta el pueblo. Los grupos terminaban reuniéndose en el lugar denominado «Los Comederos», una pequeña pradera situada en las cercanías del río Acebeda. Tal vez el nombre del lugar venga de esa tradición. Ese día también había vino y buen humor.
Asociado también a estos días de trabajo (y fiesta) que eran las jornadas de limpieza comunal de la cacera de los pueblos, está un majestuoso roble en la dehesa de Collado Hermoso. Se trata del «Árbol de las Regaderas». El 25 de junio, tras la limpieza del caz, los vecinos participantes y sus familias celebraban la fiesta del agua, merendando todos juntos bajo ese árbol y otros tantos de gran porte. Después, incluso había baile. Tras años de abandono de esta tradición, la asociación del pueblo ha señalizado el árbol y ha comenzado a recuperar la reunión bajo este testigo mudo de siglos de risas y fiestas en honor al agua.
Otros tres árboles, hoy desaparecidos, dan nombre a otros puntos de reunión en la Cacera del río Viejo. Se trata de los lugares denominados «El Peral», «Los Robles» y «El Robledón», que daban nombre a otras tantas Juntas del Agua. El lugar de Los Robles estaba situado en término de Pelayos y era donde se juntaban los pueblos de Tierra de Segovia de la Cacera del río Viejo, (la llamada Junta del Roble). El Peral, lugar donde se reunían Torreiglesias, Carrascal, La Cuesta y sus barrios, Tenzuela, Santo Domingo y Losana estaba en término de Berrocal (la Junta del Peral). En unas ordenanzas entre Torreiglesias y Carrascal se habla de la Junta del Robledón, que posteriormente pasó a llamarse Junta del Terrero situado en término de Carrascal y donde se reunían los vecinos de ambos pueblos para tratar los temas referentes al agua.
Otra piedra interesante y que estamos pendientes de poder localizar (aunque sabemos el área donde estaba ubicada) es la Cruz de Collado, en Galíndez, en la que había grabada una cruz. Esta piedra separaba la zona de linares de la de prados y aparece en las ordenanzas del siglo XVI. Lamentablemente, la persona que nos podría haber indicado su ubicación exacta falleció hace unos tres años y cuando le entrevistamos no pudimos acercarnos a verla.
La última piedra de la que hablaremos en esta entrada es el Mojón Blanco (citada en ordenanzas del siglo XV) y que, además de ser uno de los mojones que limitaban los términos municipales de Sotosalbos y La Cuesta, daba nombre a una de las zonas de reparto de la Cacera del río Viejo: la Caldera del Mojón Blanco. Ésta separaba las aguas que le correspondían a Santo Domingo de Pirón de las de Tenzuela, Las Navas y Losana. El nombre le viene dado porque es un filón de cuarzo y destaca del resto de las rocas del entorno. Aún hoy es posible verla junto a la cacera, en el lugar donde ha estado desde tiempos inmemoriales.